Páginas

Lo que pienso, lo que leo, lo que dicen, lo que deduzco e induzco, lo que imagino, lo que noto, lo que oigo, lo que veo, lo que sé y lo que no sé sobre la voz y la comunicación.

domingo, 13 de octubre de 2013

Oigo tu adrenalina



 ¿Por qué tiembla la voz cuando estamos nerviosos?

El responsable es nuestro sistema nervioso autónomo (SNA) encargado de prepararnos para salir airosos de las situaciones de peligro. 

El SNA responde con sus dos partes: simpática y parasimpática. 
El sistema simpático libera adrenalina (epinefrina), que acelera nuestro pulso cardiaco para que entre más oxígeno en el corazón, aumenta la capacidad pulmonar y la frecuencia respiratoria, agudiza los sentidos visual y auditivo, lleva más sangre a los músculos..., en resumen, facilita una posible huída o ataque. 

Cuando nos enfrentamos a situaciones muy tensas (sean o no realmente peligrosas) este mecanismo de alerta se dispara provocando que nuestra musculatura laríngea y extralaríngea se disponga a contribuir a la protección del organismo mediante el cierre de la tráquea para mantener el aire y posibilitar el esfuerzo muscular. 
Esa respuesta automática ante el peligro percibido, dificulta la vibración y por tanto la producción de la voz,  ya que la tráquea se cierra firmemente mediante los pliegues vocales y los falsos pliegues vocales (bandas ventriculares).  Si en esas circunstancias deseamos seguir produciendo voz, la tensión muscular hará que nuestra voz suene apretada y entrecortada.



 Aunque una vez que la situación ha pasado, el sistema parasimpático se encarga de que recuperemos el ritmo normal, afortunadamente existen estrategias tanto para controlar la respuesta laríngea, aún cuando el sistema simpático esté actuando, hablamos de la retracción de las bandas ventriculares, como para acelerar la intervención del parasimpático a través del control postural.




Licencia de Creative Commons3000herzios by Carmen Acosta Pina is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 3.0 Unported License.

martes, 27 de agosto de 2013

Por teléfono




Comunicación no verbal por teléfono.


Los gestos, posturas, maneras, distancia, aspecto, expresión facial, tonos, entonación... es decir, los elementos que  conocemos como “no verbales”, ejercen un papel decisivo en la comunicación, determinando aspectos tan cruciales como la credibilidad o el sentido.

O lo que es lo mismo, la información que transportan sobre las emociones, actitudes, motivaciones o intereses a través de señales visuales (apariencia física, gestos, ademanes, posturas, miradas…), táctiles (contacto)  auditivas (ritmo, volumen, tono…) o, incluso, olfativas, modulan, en mayor o menor grado (dependiendo del contexto, tema…) el significado del componente verbal.

El hecho de que cuando hablamos por teléfono nuestro repertorio de recursos no verbales quede reducido a la voz y a  la prosodia, es decir, a las señales auditivas, hace que éstas se conviertan en las únicas responsables de “aderezar” al lenguaje con los condimentos emocionales imprescindibles para la aprehensión del sentido. 

Por tanto, para que la comunicación sea eficaz, la voz y la prosodia deberán suplir la ausencia de los elementos kinésicos (gestos, maneras, posturas), proxémicos (distancias) o hápticos (tacto y contacto).  Y para que ello se realice de manera satisfactoria es recomendable:
  • Dejar la tarea que se esté haciendo y centrar la atención en la conversación. Una interacción en la que no recibimos información visual requiere mayor atención puesto que parte de las señales visuales contribuyen a la redundancia del mensaje.
  • Enderezar la espalda y gesticular como en una interacción cara a cara: es más fácil lograr que el discurso no sea monótono si utilizamos los brazos y manos.
  • Acentuar la expresión del rostro: en la cara se encuentra el resonador más potente de la voz y cualquier pequeño cambio en la musculatura facial se traducirá en un cambio tímbrico que informará a nuestro interlocutor de cómo nos sentimos.
  • Demostrar con señales sonoras que se está escuchando.
  • Prestar atención a la voz del interlocutor e imaginar su actitud corporal.
  • Utilizar inflexiones del habla más marcadas y precisas que en la interacción cara a cara.




Licencia de Creative Commons3000herzios by Carmen Acosta Pina is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 3.0 Unported License.

viernes, 26 de abril de 2013

Hasta que los adverbios nos separen


Si tú me dices "más", lo dejo todo.

Hace unas semanas el periódico ABC publicó un artículo en el que exponían los resultados de una curiosa investigación. 
Si, previamente a su lectura, nos preguntaran qué categorías gramaticales son las decisivas para lograr un buen entendimiento, probablemente responderíamos que los sustantivos, adjetivos y verbos (las llamadas palabras de contenido). Sin embargo, la investigación realizada apunta hacia lo contrario, al parecer son las palabras funcionales (adverbios, preposiciones, determinantes) las que resultan claves en el entendimiento y, como consecuencia, en la duración de una relación. 
La palabra dicha se nutre de significantes parciales: el tono, el tempo, el volumen, el timbre, el ritmo... también significan y al hacerlo pulen, delimitan, acotan el significado de la palabra. Podríamos decir que logran que a lo que tiene ya un significado se le pueda añadir un sentido. El hecho de que las palabras funcionales posean un significado impreciso, convierte a esas emanaciones sonoras de la palabra dicha en especialmente importantes para su entendimiento.
Reflexionando sobre ello parece bastante lógico que sea así, a cualquiera podemos entenderle un sustantivo, sin embargo hace falta cierto nivel de complicidad comunicativa, cierto universo referencial común para entender un demostrativo.
Decía Mauthner que verbos, adverbios, nombres  o adjetivos no son meras categorías gramaticales sino modos de ver el mundo y, según parece, debía tener razón.







Licencia de Creative Commons

viernes, 8 de marzo de 2013

Que no te líen, ya sabes respirar.


No puedes hablar relajado ni respirar con la “barriga”.

Todos los cursos, talleres, seminarios, másters, etc. que conozco dirigidos a la mejora de las habilidades comunicativas sea de actores, de directivos, de formadores, de vendedores, de abogados o de cualesquiera otros comunicadores, incluyen invariablemente contenidos sobre la relajación y la respiración y ello cuando la evidencia  lo que demuestra no es sólo que ni una cosa ni la otra producen beneficios en las habilidades comunicativas, sino que en la mayoría de las ocasiones el empeño en lograr emisores relajados y respirando a pleno pulmón provoca un detrimento de las habilidades cuyo desarrollo persiguen. 
Anteriormente he argumentado de manera extensa en contra de la relajación, insisto ahora en que cuando ésta se intenta “exportar” desde la reconfortante sesión a una situación comunicativa, lo único que  se logra es que la incompatibilidad entre ambos estados (relajación/acción) produzca mayor tensión, tics motores o cualquier suerte de automatismos producidos por un cuerpo al que no estamos permitiendo estar del todo en lo que se presupone debería estar.

Otro tanto ocurre con las tediosas sesiones de la encima mal llamada “respiración diafragmática”, o “respiración con el abdomen”, donde al sufrido aspirante a buen comunicador, buen cantante o buen actor, se le hace perder el tiempo con ejercicios respiratorios encaminados a establecer la inspiración nasal, (nada útil para  el habla por el tempo lento que provoca, y porque hace descender al velo del paladar y a la laringe), profunda , (tal vez adecuada para atravesar piscinas a nado, pero absolutamente perjudicial para la emisión de la voz y la palabra por el exceso de presión que genera) y el control de la salida del aire ( lo cual es llamativo porque este control se vuelve tanto más complicado cuanto más aire se ha tomado, es decir cuanto más profunda ha sido la inspiración. Así conforme el aspirante va acercándose al objetivo de lograr una respiración profunda, va alejándose de lograr controlar su salida y en el camino obtendrá una rigidez abdominal que le garantizará la sensación de nudo en la garganta cada vez que ponga en marcha sus logros respiratorios. Porque los falsos pliegues vocales se lanzan a cerrar la tráquea cuando el organismo realiza esfuerzos y manejar esos volúmenes de aire es un gran esfuerzo.) 

Al terminar el curso, taller… el asistente que pretenda aplicar lo aprendido sobre la relajación y la respiración a contextos comunicativos reales se encontrará con las dificultades expuestas  y, como espero haber dejado claro, tendrá suerte si no logra ejercitarlas.




Licencia de Creative Commons
3000herzios by Carmen Acosta Pina is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 3.0 Unported License.

viernes, 11 de enero de 2013

Cuida tu voz


(El video es cortesía de Natxo Núñez estupendo: publicista, cantante, músico, actor... Fue realizado cuando cursaba como alumno la asignatura de Ortofonía en la ESAD de Murcia.)

Medidas de higiene vocal

  • Bebe un mínimo de 8 vasos de agua al día.
  • Evita abusar de la leche, los excitantes (café, té, chocolate), la menta,el tabaco, los picantes y los alimentos muy salados o muy dulces.
  • No carraspees, en su lugar traga saliva, piensa en un limón, bebe agua o estimula otra parte de tu cuerpo.
  • Evita comer pipas, chicles, kikos o mordisquear objetos duros.
  • Vigila la constricción laríngea.
  • Activa progresivamente el cuerpo y la voz: desperézate, estírate, salta, mastica exageradamente, sonríe, canturrea..
Licencia de Creative Commons



Respirando a nuestro aire




Durante muchas décadas se ha entrenado a cantantes, actores y oradores en el control de la respiración. Bajo la premisa de que para la voz había un sólo tipo de respiración válida (la mal llamada “diafragmática” -mal llamada porque todas las respiraciones son diafragmáticas) se dedicaban muchas horas a la práctica de ejercicios que pretendían instaurar unos hábitos respiratorios basados en el apoyo diafragmático. Cuando no en el fortalecimiento del diafragma sin tener en cuenta ni que el susodicho sólo está activo en la inspiración y no en la espiración (que es el momento respiratorio que interesa a la voz), ni que afortunadamente para todos el diafragma ya es lo suficientemente fuerte.

Afortunadamente en los últimos años cada vez son más los especialistas que basándose tanto en el conocimiento anátomo-fisiológico como en las consecuencias que produce el entrenamiento respiratorio dirigido al control abdominal(rigidez, excesiva toma de aire, exceso de presión subglótica…) abogan por respetar los estilos respiratorios individuales y por dirigir los entrenamientos a reinstaurar los mecanismos naturales de la dinámica respiratoria. 





















L
a respiración es un proceso dinámico, fluctuante, variable . 

A lo largo del día se adapta de manera automática a las distintas situaciones que vivimos, no respiramos del mismo modo recién despertados que en la ducha, caminando, escuchando con atención, riendo o cuando estamos preocupados.

Tanto las acciones que realizamos como las emociones que nos acontecen producen cambios en la dinámica respiratoria.

Pretender una respiración homogénea es casi lo mismo que pretender que no nos suceda nada.

No sólo cada actividad y cada emoción van acompañadas de un tipo de respiración, sino que además cada cual posee unas preferencias respiratorias propias (igual que un estilo de andar o de escribir).

El entrenamiento en la distensión de la musculatura abdominal
 sirve para propiciar que la respiración siga siendo permeable a las distintas actividades, emociones y rasgos individuales.




La técnica S.P.L.A.T. ( de Janice Chapman) acrónimo de: Singers (and Speakers) Please Loosen Abdominal Tensión (Cantantes y oradores, por favor relajen la tensión abdominal) es una de las más efectivas.



Licencia de Creative Commons

viernes, 4 de enero de 2013

Cómo calentar la voz



mmmmmmm

Es bastante habitual que en los calentamientos de la voz se utilicen sílabas formadas por consonantes nasales, (preferentemente la m),  + vocales.  
Esta preferencia por las nasales tiene un sustrato fisiológico que la justifica sobradamente.  
Para entenderlo hay que recordar, que una de las funciones principales de la laringe, es proteger a las vías respiratorias durante el proceso de deglución, (este tema se encuentra desarrollado en la entrada anterior) y que para acometer esa tarea en la laringe se disparan tres mecanismo de cierre: pliegues, bandas y descenso de la epiglotis. 
A esos  tres mecanismos de cierre laríngeo, se le suma  la subida del velo del paladar y el ascenso laríngeo en bloque, de tal modo que todos ellos conforman un conjunto de respuestas musculares que se activa completo cada vez que tragamos.

Sin embargo, para emitir un sonido nasal es imprescindible que el velo del paladar se encuentre en una posición baja, pues sólo así el flujo del aire se dirigirá hacia la nariz. Y es precisamente esa posición baja del velo, la que hace recomendable el uso de nasales en el entrenamiento vocal, porque al situarse en una posición incompatible con la deglución, rompe el patrón de respuesta muscular contribuyendo a evitar que el peligroso doble mecanismo de cierre laríngeo se dispare.


Licencia de Creative Commons

3000herzios by Carmen Acosta Pina is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 3.0 Unported License.